La croqueta: de la corte francesa a las barras de los restaurantes españoles

Cada 16 de enero, los amantes de la gastronomía celebran el Día Mundial de la Croqueta, una delicia culinaria que ha trascendido fronteras y generaciones. Este artículo se adentra en los orígenes de la croqueta, su consolidación como tapa esencial en los restaurantes españoles y su expansión internacional, ofreciendo una perspectiva actualizada y atractiva para los entusiastas de este manjar.

Aunque la croqueta es un símbolo de la cocina española, su origen se sitúa en Francia. La primera referencia documentada data de 1691, atribuida al chef francés François Massialot, quien describió una preparación de bechamel rebozada y frita. El término “croquette” proviene del francés “croquer”, que significa “crujir”, aludiendo a su característica textura exterior. Posteriormente, este plato fue refinado y popularizado en la corte francesa, consolidándose como una exquisitez culinaria.

La croqueta llegó a España a finales del siglo XIX, adaptándose rápidamente a la gastronomía local. Inicialmente, se elaboraba en los hogares como una receta de aprovechamiento, utilizando sobras de cocidos o guisos, mezcladas con una bechamel suave y rebozadas antes de freír. Con el tiempo, su popularidad creció, y las croquetas comenzaron a formar parte de las cartas de bares y restaurantes, convirtiéndose en una tapa imprescindible. Hoy en día, la oferta es amplia y variada, desde las clásicas de jamón ibérico hasta innovaciones gourmet con ingredientes como boletus, mariscos o quesos artesanales.

La versatilidad de la croqueta ha facilitado su adopción en diversas culturas culinarias. En los Países Bajos, por ejemplo, las “kroketten” son muy populares y se comercializan incluso en máquinas expendedoras. En Italia, existe una preparación similar conocida como “arancini”, bolas de arroz rellenas y fritas. En Estados Unidos, las “croquettes” suelen elaborarse con patata y carne, adaptándose al paladar local. Esta expansión internacional refleja la capacidad de la croqueta para reinventarse y adaptarse a los ingredientes y gustos de cada región, consolidándose como un plato global.

En los últimos años, la croqueta ha experimentado una renovación en la alta cocina. Chefs reconocidos han incorporado versiones sofisticadas en sus menús, explorando nuevas combinaciones de sabores y técnicas de preparación. Además, la demanda de opciones vegetarianas y veganas ha impulsado la creación de croquetas elaboradas con ingredientes como espinacas, setas o legumbres, ampliando su atractivo a un público más diverso. Esta evolución ha permitido que la croqueta mantenga su relevancia en la gastronomía contemporánea, fusionando tradición e innovación